1.Creemos en el libre albedrío. Las cartas indican pero no sentencian. Cuando interpretamos una lectura del Tarot vemos como está cada situación en esos momentos y hacia dónde se dirige. A partir de ahí, es el propio consultante quien decide si va por este camino o por otro.
2.Informamos de las opciones, no tomamos decisiones. Delante de cualquier decisión del o de la consultante, nosotros informamos de las diferentes opciones, pero es la persona quien debe decidir hacia donde quiere ir, cómo y cuándo. Eso sí, nosotros debemos informarle de que es lo que puede encontrarse en cada camino.
3.Respetamos las maneras de pensar y hacer. No juzgamos. En ningún caso emitiremos juicios internos ni externos del o la consultante. Cada uno tiene sus razones y nadie es ni peor ni mejor. Nosotros no sabemos como actuaríamos en esas mismas circunstancias y con las experiencias de otro.
4.Ayudamos a aprovechar y a sacar el máximo partidos de los potenciales del o la consultante y de cada momento. Los oráculos son herramientas con las que podemos ayudar y guiar muy bien a los demás. Una de las maneras, es fomentar los potenciales y recursos que todos tenemos, y que muchas veces no vemos o no somos conscientes. Y cuando vemos un buen momento en cualquier ámbito (trabajo, sentimientos, dinero, crecimiento personal…) debemos hacer que el/la consultante lo aproveche al máximo.
5.Detectamos las posibles dificultades y buscamos soluciones y maneras para evitarlas y/o superarlas. Cuando vemos una dificultad, sea la que sea, pequeña o grande, siempre deberemos avisar a nuestro/a consultante y orientarlo/a positivamente sin asustar. Deberemos ver cómo podemos superar o evitar las situaciones más complejas y, si no podemos, encontrar cual es el camino más suave y qué aprendizaje debe realizar para superar de la mejor manera la dificultad. Nunca seremos deterministas, ni negativos, ya que esto solo inquietaría más a nuestro consultante y empeoraría la situación. A nosotros nos corresponde ayudar a la persona consultante a ver otras opciones y posibilidades.
6.Utilizamos un lenguaje claro y adecuado. Es muy importante utilizar un lenguaje que se entienda, que sea cercano, concreto y claro, sin divagar ni dispersarnos. Deberemos evitar lenguajes muy técnicos (sobre todo en astrología).
Confidencialidad:
7.Confidencialidad de la información. Tanto de la que hemos recibido por parte del/la consultante, como de las recomendaciones y orientaciones. En sentido amplio y profundo. La persona que ha venido a nosotros lo ha hecho con toda la confianza y merece la privacidad de todo lo que se ha explicado y de su propia persona. Siempre aplicaremos el secreto profesional.
8.No utilizaremos en ningún caso, ni directa ni indirectamente, la información en beneficio propio.
9.Sólo las acciones y decisiones de la persona consultante pueden modificar su futuro. La única cosa que nosotros podemos hacer y debemos hacer de la mejor manera que nos sea posible, es orientar. La última palabra sólo la tiene el propio consultante con su trabajo personal. Por lo tanto, nunca intervendremos de ninguna manera para modificar su futuro ni con magias, ni dirigiéndole la vida, ni diciéndole lo que debe hacer.
10.Tendremos un precio establecido previamente, definiendo el servicio que daremos. La retribución deberá estar ajustada a la dedicación, capacidad y experiencia contrastada. Informaremos de las características del servicio que ofrecemos en nuestros materiales de difusión y a la hora de concertar una visita, indicando la duración de la consulta, si adjuntaremos algún documento o grabación y el precio de la misma.
Puedes consultar el codigo etico, las recomendaciones a los tarotistas, a los consultantes, y la relacion de personas adheridas al codigo etico en www.eticaytarot.com